lunes, abril 23, 2007

Apatía en la UC

Se ve poca agitación en la UC ultimamente.. Pero esto parece no ser nuevo y demuestra el carácter que ha tenido en los últimos años el movimiento universitario local: primero que se da en grupos minoritarios y semi-cerrados que corresponden a estas élites de “representantes” y no al gran grupo de nuestros compañeros, lo que lo hace excluyente; segundo, su fragmentación y falta de organización; tercero, su falta de directrices generales y trascendentes que excedan el mero plazo de una federación; cuarto, su consecuente inmadurez debido a su espontaneidad y poca estabilidad en el tiempo; y por último, el tan característico “burbujismo” que se acentúa mayoritariamente cuando existen federaciones naranjas.

Los dirigentes estudiantiles de de nuestra universidad explotan poco o nada su potencial social e intelectual pues no son líder de debate, discusión y opinión que podría llegar a ser como en otras épocas, sobre todo el bien articulado y fuerte movimiento de los ‘60. Hoy más que nunca se respira la uniforme y gris apatía del burbujismo UC No existe mayor discusión de temas nacionales tan delicados como el Transantiago o el proyecto de ley de reforma a la educación chilena. Tampoco parece haber interés sobre cosas internas como el nuevo proceso de selección de ingreso que se quiere implantar, un tema, que si no se estudia bien y no se toman los resguardos, se puede caer en altos grados de arbitrariedad, disminuyendo la tan sana diversidad que se necesita en un ambiente universitario para generar conocimiento y fomentar el desarrollo de las personas. Otro tema gravísimo son las últimas demandas de expulsar a nuestra institución tanto del Consejo de Rectores como de la CONFECH, por las políticas adoptadas en los niveles administrativos y estudiantiles.

Es esencial manifestar nuestra opinión en todos estos temas y fomentar el diálogo en todas nuestras facultades, no sólo es nuestro derecho, sino que es un deber en orden de lograr el desarrollo de nuestra Universidad y de su integración en la sociedad, siendo el ente constructivo que debe ser. Es cierto que es totalmente legítimo pedir más espacios en la toma de las decisiones en orden de llegar a una plena democratización, pero me parece que primero debemos asumir mayores grados de responsabilidad, consolidando un movimiento fuerte, maduro, estable, riguroso y con opinión y no sólo manifestaciones espontáneas de cabros chicos enojados con algo en específico.


Leo Rissetti

Derecho